Arquitectura

Los orígenes del templo

Junto al antiguo decumanos de la Valencia romana (hoy calle de Caballeros) y sobre los restos de un enterramiento de la misma época, se alza la Parroquia de San Nicolás desde el siglo XIII, tras la conquista cristiana. El primitivo edificio nada tiene que ver con la iglesia actual, que ha evolucionado durante siglos hasta nuestros días.

Fue el rey Jaime I quien entregó este lugar a los dominicos para fundar una de las primeras parroquias de la nueva ciudad cristiana, y lo dedicaron a la memoria de San Nicolás. Con el paso del tiempo, la iglesia pasó a manos del clero secular y ya en el siglo XV inició su primera transformación hasta llegar a las dimensiones y estructura actuales.

Este periodo fue un momento de esplendor, pues en la primera mitad del siglo XV se construyó la cabecera poligonal del templo y el Aula Capitular. Esta última conserva hoy en día prácticamente su aspecto original, se trata de un espacio de planta irregular y cubierto por una bóveda nervada. Actualmente, podemos encontrar en su interior grandes obras de arte de pintores como Juan de Juanes, Jerónimo Jacinto de Espinosa, Orrente o Esteban March. Conecta la iglesia con otros espacios anejos, como el Trasaltar o la Sacristía Barroca.

Se trata de una construcción gótica de una sola nave de seis tramos, 6 capillas laterales entre los contrafuertes y presbiterio poligonal

En la segunda mitad del siglo XV se amplía la iglesia hacia los pies, construyendo una nueva crujía que ocupará parte del cementerio parroquial. De esto quedó constancia en el Llibre de Fàbrica, un valioso documento manuscrito por Jaume Roig, fabriquero de la Parroquia durante unos años y conocido por ser un destacado escritor del Siglo de Oro en Valencia, médico personal de la reina María, esposa de Alfonso el Magnánimo. Este libro narra los trabajos de ampliación de San Nicolás en 1455. Años después se construyeron las dos capillas laterales a los pies y en el exterior de la iglesia. Fueron construidas por Pere Compte y actualmente solo una de ellas es visible.

La cabecera gótica

En el espacio situado sobre el Trasaltar se encuentra uno de los elementos conservados más interesantes: la ventana del templo gótico del muro testero. Es la única que, a pesar de haber perdido la tracería, conserva el parteluz. Este ventanal queda en la actualidad oculto en el templo por el retablo barroco y ha permitido su conservación sin alteraciones.

Esta zona comunica con la cubierta del Aula Capitular, y desde aquí hay acceso directo a la nave del templo y a las cubiertas de las capillas. El punto en que todos estos espacios se unen o confluyen es la escalera de caracol. Se ha considerado la hipótesis de que la torre que alberga esta escalera tuviera en origen la función de primitivo campanario.

La transformación barroca

Entre 1690 y 1693 se recubre el interior gótico con decoración barroca al gusto de la época, reforma atribuida a Juan Bautista Pérez Castiel. Sobre la reforma arquitectónica se realizarán las pinturas al fresco que cubren completamente la superficie.

Para ello arcos y bóvedas se rellenaron con estuco, quedando suavizados, dando como resultado una bóveda encamonada, preparando la superficie para recibir la decoración pictórica.

Antonio Palomino había sido invitado a Valencia por el canónigo Victoria, es el momento en el que el pintor desarrolla su actividad en la ciudad. Trabajó en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, la Iglesia parroquial de los Santos Juanes y también en San Nicolás. Diseñó un complejo programa iconográfico, hábilmente adaptado al espacio arquitectónico, basado en la vida de los dos santos titulares de la Parroquia, y que sería ejecutado por su discípulo, Dionís Vidal.

La Capilla de la Comunión

La difusión de la tradición eucarística valenciana llega a su mayor esplendor en la diócesis de Valencia en la segunda mitad del siglo XVI, gracias a la intervención del patriarca Juan de Ribera (1569-1611), que fomentó y perpetuó en su Capilla del Colegio-Seminario de Corpus Christi, el culto eucarístico.

La construcción de una Capilla de la Comunión resultó un hecho habitual a partir de mediados del siglo XVI en las parroquias valencianas. Se realizan adaptaciones, reformas que otorgan un nuevo aire de modernidad a las “viejas” iglesias góticas. Tal es el caso de la Parroquia de San Nicolás, con la construcción de su Capilla de la Comunión en el lugar donde se encontraba la antigua Casa Abadía.

La construcción de la Capilla de la Comunión comienza en 1760. Este primer edificio consistente en una planta rectangular, está cubierto por una cúpula sobre pechinas, y desde el interior conecta con la nave principal de la iglesia.

Posteriormente, en el siglo XIX (1853) se realiza la ampliación y restauración del espacio dando lugar a otra construcción de similares características.

Ambas estructuras están divididas por un arco toral profusamente decorado en el que destaca el escudo de la familia Melchor-Valenciano (familia que patrocinó la construcción de la primera fase de la Capilla).

La decoración en el interior
consiste en pinturas
murales, ubicadas en los
laterales del primer tramo
de la Capilla,  y pinturas que
decoran las pechinas de
ambas cúpulas. Además hay
estucos, elementos
decorativos que
representan rocallas de
escayola dorada y zócalos
de cerámica valenciana del
siglo XVIII

Trasaltar y Sacristía

Junto a la cabecera gótica de San Nicolás, a partir del siglo XVII se construyó una nueva Sacristía, el Trasaltar y otras dependencias recayentes a la plaza del Correo Viejo. Se trata de edificaciones auxiliares con un carácter menos público, pero a la vez rico en valor histórico y patrimonial.

La restauración, completada en  2021, gracias a la Fundación Hortensia Herrero, de estas estancias adosadas a la cabecera de la Parroquia de San Nicolás ha contribuido a conocer con mayor profundidad el origen y la evolución del templo. Todas estas salas, sin corresponder propiamente a la zona de culto, resultaban y resultan necesarias para el buen funcionamiento litúrgico y pastoral de la Parroquia de San Nicolás.

El Trasaltar data de 1664 y es una estancia de pequeñas dimensiones cubierta por una compleja bóveda. Está decorado en el zócalo con cerámica valenciana del siglo XVII, aunque a partir de modelos difundidos desde la Iglesia del Corpus Christi. Los muros y la bóveda se cubren y decoran con estucos y relieves policromados que representan símbolos eucarísticos.

Este tipo de salas proliferaron tras el Concilio de Trento como elemento que contribuyó a realzar el lugar de la reserva eucarística.

La etimología de la palabra sacristía hace alusión a objetos sagrados y ya en la Antigüedad existían cámaras destinadas a guardar los objetos más valiosos del templo. Las sacristías están destinadas a un uso concreto y persiguen eficiencia y comodidad según las necesidades litúrgicas. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue habitual la reforma o adecuación de estas estancias en un gran número de parroquias y catedrales.

En San Nicolás esta construcción consta de diferentes alturas y dependencias. Su cronología viene determinada por el rótulo exterior (1774) realizado en azulejo (en la fachada orientada hacia la plaza del Correo Viejo) y que representa los atributos de los santos titulares de la Parroquia.

Su decoración es similar al Trasaltar, como las pilastras o los muros decorados con estucos. Destacan las ventanas originales de la estancia o la fuente lavatorio, realizada en diferentes mármoles. En las plantas superiores, sobre la Sacristía, existen dos salas de iguales dimensiones. Se han recuperado los pavimentos originales y se han destinado a nuevos usos.

Destacan las ventanas
originales de la estancia
o la fuente lavatorio,
realizada en diferentes
mármoles

El exterior del templo

De su pasado gótico aún conserva la sencilla portada de los pies formada por un arco conopial, construida en la segunda mitad del siglo XV con arquivoltas abocinadas que descansan en delgadas columnas, exentas de decoración. Sobre la misma, un rosetón. Bajo el vértice del arco conopial encontramos un curioso relieve, con un plato de carne, alusivo a un milagro de San Nicolás. La decoración escultórica de la portada se ha perdido con el paso del tiempo.

A la derecha de esta portada hay una capilla exterior cerrada con una verja que se llama del fossar porque en este lugar estaba antes el cementerio parroquial. En su interior encontramos un panel de cerámica representando la Crucifixión y a sus pies San Juan y la Virgen María. La capilla se cubre con un tejado con la parte interior de madera y pintado con los elementos de la pasión de Cristo y en el centro las letras IHS (monograma de Cristo). En el muro de la izquierda de la capilla un panel cerámico pintado en tonalidades verdes, que dice traducido del valenciano lo siguiente: “En el año 1962 de la Natividad de Nuestro Señor, gobernando en la ciudad el doctor Adolfo Rincón de Arellano y estando presente el teniente de alcalde Arturo Zabala, el excelentísimo Ayuntamiento de Valencia restauró bajo la dirección del artista Jaume de Scals la presente capilla del Santísimo Cristo del Fossar”. Encima del mismo tres azulejos de las mismas características en forma de escudos. Todo el conjunto cerámico es obra de Jaume de Scals.

Reforma urbana y neogótico

La otra puerta, que da a la plaza de San Nicolás, es una creación neogótica de 1864 realizada por Joaquín María Calvo Tomás, al igual que la fachada donde se enmarca. También es obra suya el pasadizo que recae a la calle Caballeros y que permite la entrada al templo por el lado contrario.

A la izquierda de la portada, recayente a la plaza de San Nicolás, encontramos un panel de azulejos colocado por la Asociación de San Vicente del Tros Alt en abril de 1957 que dice: “De esta parroquia de San Nicolás fue rector Alfonso de Borja, Calixto III quien canonizó a San Vicente Ferrer el 29 de junio de 1455 cumpliéndose así la profecía del santo”.

El campanario, que se sitúa a los pies de la iglesia fue realizado entre 1658 y 1757, dispone de tres cuerpos: el primero construido en sillería alcanza la altura del tejado de la iglesia y se corresponde con la antigua estructura gótica, un segundo cuerpo realizado en ladrillo y un tercero que aloja las campanas y que también está realizado con ladrillo. El cupulino, o remate del campanario, se terminó en 1757.

Este remate lo forma un arco de medio punto en cada uno de sus lados, flanqueados por pares de pilastras toscanas. Se remata por una balaustrada y una linterna formada por dos cuerpos: el inferior cuadrado con contrafuertes y el superior octogonal.

Las campanas desaparecieron durante la Guerra Civil a excepción de la conocida como  El Vicent. Los nombres de las campanas en la actualidad son: El Vicent (1755), El Colau (1947), Triple (1947), Pere la Gran (1948) y El Miquel (1976). El campanario fue restaurado en el año 2007 como lo recuerda una lápida conmemorativa situada en la base del mismo. En el primer cuerpo del campanario podemos leer una lápida en piedra que dice en latín: Expensis Hieronimi Fer/ rer mercatoris et pav /l sae escorigvela cony / vgvm turris hec extr / vcta est anno 1658. Que se podría traducir como:
“A expensas de Jerónimo Ferrer comerciante y de Paula Escorihuela cónyuges levantaron esta torre en el año 1658”